Los trastornos de conducta son cada vez más frecuentes en niños y niñas. Digamos, que es uno de las sintomatologías y de los diagnósticos que más aparecen en consulta, y que están aumentando, de una forma alarmante, en los últimos años.
Los trastornos de conducta comienzan en la infancia, desde muy pequeñitos. Con 3 o 4 años ya podemos ver como el niño es diferente, tiene pataletas constante, rabietas, desafía al adulto y los padres no pueden con el comportamiento de su hijo. Esto sucede, frecuentemente, también fuera de casa. En estos casos, estamos hablando de un trastorno negativista desafiante, es decir, un niño o niña que desafía todo, que no sigue las normas y que está siempre enfadado y echando la culpa a los demás. Esta situación suele agravarse cada día.
Si esas rabietas son constantes, estamos hablando de un posible trastorno negativista, y es importante llevar a tu hijo o hija a un psicólogo infantil en ese momento, para que el problema no derive en otro trastorno en la adolescencia. Hablamos del trastorno disocial, que cada vez es más frecuente. Este tipo de trastorno, tiene una sintomatología diferente. Además de tener continuas discusiones, los niños, pegan a sus padres, se escapan de casa, faltan al colegio o tienen mala conducta, roban, destruyen la propiedad ajena y cometen actos delictivos como prender fuego a cosas.
Cuando un trastorno negativista desafiante no se diagnostica a tiempo, puede acabar convirtiéndose en un trastorno disocial. Es importante saber que estos trastornos en niños suelen estar muy relacionados con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad.
¿Qué hacer si tu hijo o hija tiene estos síntomas?
Acudir lo antes posible a un psicólogo que ofrezca terapia infantil.
Por desgracia, los psicólogos, nos encontramos con muchos chicos con trastornos disociales porque sus
padres no se dieron cuenta del problema hasta que el niño no cumplió 15 o 16 años, cuando el caso ya es más complicado, porque el paciente se encuentra mucho más afectado.