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La impulsividad es un rasgo de personalidad por el que las emociones bloquean los mecanismos de control y se producen conductas para la satisfacción inmediata de un deseo irresistible. Si esta conducta impulsiva afecta negativamente a una persona o a su entorno, lo consideramos como una psicopatología. Las personas con conductas impulsivas se caracterizan porque viven el momento inmediato, actúan de manera no planificada, y son muy dependientes de la satisfacción que experimentan en el mismo momento, más que de las consecuencias a largo plazo de sus conductas. Trastornos alimentarios como la bulimia nerviosa o el trastorno por atracón, se caracterizan por la impulsividad hacia la comida. Para los casos en que, además de pérdida de control con la comida, también hay otras conductas impulsivas, Lacey y Evans en 1986 propusieron el término de bulimia multiimpulsiva. Estas personas tienen otro tipo de conductas impulsivas, como por ejemplo el consumo de drogas, alcohol, robos, juego patológico, compras compulsivas, autolesiones o promiscuidad sexual. Otras conductas pueden ser un frecuente y persistente consumo de agua, coca cola, chicles, café, infusiones, etc. Algunas pacientes toman cuatro litros de agua al día, o tres paquetes de chicles, por poner dos ejemplos. En estos casos manifiestaban que necesitan hacerlo y no podían evitarlo. ¿Por qué ocurren las conductas impulsivas?

En algunas circunstancias, como por ejemplo sentir ansiedad o tristeza, estas personas comen de forma automática, sin pensar, y este impulso puede provocar una sensación de alivio momentáneo, relajación, o una evasión de una situación que produce dolor. Así, la comida, la compras o cualquier otro tipo de conducta impulsiva, reducen durante unos momentos el intenso malestar que una persona siente. Bien sea porque disminuye una ansiedad muy intensa, porque no piensa sobre un problema que no sabe cómo afrontar o porque llena un vacío emocional provocado por un sentimiento de soledad, o por una baja autoestima. Tratamiento psicológico.

En muchos de los casos en los que hay más de una conducta impulsiva, además del trastorno de la conducta alimentaria hay también un trastorno de personalidad límite. Para estos pacientes el tratamiento psicológico es más complejo. Al mismo tiempo que se trabaja sobreel trastorno de alimentación se trata también el problema de control de otros impulsos. Para ello lo primero que hago es averiguar cuáles son las causas por las que cada paciente tiene ese problema, y a partir de ahí trabajamos con técnicas de autocontrol, junto con otras estrategias dirigidas a evitar la necesidad de la conducta impulsiva. Si piensas que tienes problemas de control de impulsos te recomiendo que acudas a Alimmenta. Como resultado del tratamiento serás capaz de autocontrolarte y de sentirte bien sin tener que recurrir a la conducta impulsiva.